Solo se conoce el objeto cuando ya no existe


Interlocutor: Me gustaría que hablaras de la respiración y el momento presente. ¿Hay alguna técnica para ser más consciente del ahora, del presente?

Francis Lucille: Cuando eres consciente de un objeto, ya es el pasado. Cuando eres consciente de un pensamiento, ese pensamiento ya ha pasado. Cuando eres consciente del significado de una frase, la frase ha terminado ya. Así, cuando somos conscientes de cualquier cosa, aquello de lo que somos conscientes ya ha pasado. Cuando decimos: "yo sé", "yo me doy cuenta", "yo comprendo esta frase", "conozco este sentimiento, esta percepción", esa frase, ese sentimiento, esa percepción se han desvanecido de vuelta al ser, a la unidad. Por eso digo que solo se conoce el objeto cuando ya no existe.

¿Qué es, entonces, lo que conocemos, cuando decimos: "yo conozco esto", "yo sé", "yo me doy cuenta de este objeto". Lo que conocemos es el conocer en sí. Cuando conocemos lo que conocemos es siempre la consciencia. Es falso pretender que conocemos los objetos, porque en el momento del conocer no hay objeto, solo hay consciencia, solo hay conocimiento. Así, cualquier cosa que conozcamos es solo consciencia.

La pregunta ahora sería: ¿Cómo conocer la consciencia? ¿Mediante qué método puedo conocer la consciencia?

La respuesta es: Date cuenta que cualquier cosa que conoces es consciencia, cuando comprendes esto, no hay lugar adonde ir, ni nada que hacer.


(Pasaje extraído del libro "Flores del Silencio).

La devoción en la no-dualidad




Pregunta: ¿Tiene algún lugar la devoción en esta enseñanza de la no-dualidad? 

Francis Lucille: Sí, pero la pregunta importante es: “¿Devoción a que?”.

Nosotros tenemos devoción a la realidad, a Dios, a la consciencia, no a un objeto, a un fragmento, a una imagen. La idolatría no nos interesa. 

La devoción, tal como es entendida habitualmente, se dirige a alguna especie de objeto, una imagen, una deidad con ciertas características, un maestro humano, un Dios personal o a las cualidades divinas de un Dios personal. Todos estos son objetos. No estoy sugiriendo que esta clase de devoción sea inútil. Es útil y eventualmente conduce al devoto hasta la verdad.

Sin embargo, la clase de devoción en la que se fundamenta la búsqueda de la verdad es muy pura. No está contaminada por imágenes, por objetividad. Es tan pura, que al principio no es reconocida como tal. Parece un interés profundo que es simultáneamente apasionado y desapasionado. Apasionado porque se dedica a ello una gran cantidad de energía y desapasionado porque no hay agitación.

En última instancia, todos los seres humanos buscan la misma verdad. Al principio la buscamos en los objetos groseros y después en los objetos sutiles, tales como experiencias espirituales. Gradualmente, y a medida que nos acercamos a la meta, entendemos que el objeto espiritual último, la verdad, la libertad, la felicidad, el amor, no es un objeto.


(Pasaje extraído del libro "El Perfume del Silencio"). Disponible en Amazon.

No hay ninguna emergencia




Interlocutor: En otras ocasiones has dicho que este deseo por la verdad y por la investigación es un deseo impersonal. Sin embargo, parece algo muy difícil y duro de alcanzar, de conseguir.

Francis Lucille: Yo no creo que sea difícil entender, si tenemos una mente abierta. Puede que después se requiera un cierto tiempo para que esta comprensión nos libere de todos nuestros sistemas de creencias, de todos nuestros apegos. Pero esto no lo llamaría difícil. 

Lo que yo encuentro difícil es la práctica porque eso implica esfuerzo y hay una meta. Es como escalar hacia el cielo. No hay un final visible por mucho que escalemos siempre hay más azul encima de nosotros. 

Pero para entender… es sencillo, venimos aquí, escuchamos, si algo hace "clic", ya está, el entendimiento ocurre por sí mismo, la comprensión se produce por sí misma. Y después aquello que ha sido entendido produce una transformación. Y quizá después se nos plantee otra pregunta y, en algún momento, después puede haber otra comprensión. Pero si no ponemos presión sobre ello es un proceso fácil. 

Es como tener un puzzle muy complicado de resolver y te dicen: "tienes diez minutos para solucionarlo y si no lo haces te matamos”; la agitación que eso va a producir no te va a ayudar a alcanzar la solución. Si te dan el mismo puzzle y te dicen: "llévatelo de vacaciones e intenta hacer lo que puedas”; en este caso lo resuelves fácilmente, siempre y cuando disfrutes haciendo puzzles.

Así que en este puzzle de la cuestión de lo que somos, de la investigación de lo que somos, no pongas presión sobre ti mismo. No hay ninguna emergencia.

I: Así que sería más fácil si no lo viéramos como una forma de salir del sufrimiento, como un escape o solución al sufrimiento.

FL: Si simplemente tuvieras interés en ello, sí. 

Pero si no hay tal interés en ese caso la segunda opción preferible sería verlo como una salida al sufrimiento y, en algún momento, te cambias de la segunda opción a la primera que es el puro interés impersonal, que es como el de un matemático que intenta resolver un teorema desconocido; simplemente por puro interés, por puro disfrute.

(Pasaje extraído del Encuentro de 2007. Disponible en "Descargas")

La vida debería ser una celebración




Francis Lucille: Este no es un camino de desapego a los objetos, de privarse a uno mismo de la vida. Al contrario, la vida debería ser una celebración. Antes de que podamos celebrarla verdaderamente, necesitamos descubrir qué es la vida. Cuando descubrimos lo que es realmente la vida, se produce un desapego natural. 

Este desapego no conlleva esfuerzo, porque nuestro descubrimiento nos da una felicidad tan absoluta, nos cura tan radicalmente del miedo, nos da tal facilidad de ser y libertad que, en comparación, los objetos de deseo usuales parecen palidecer. 

Dicho de otra forma, no nos desapegamos a nosotros mismos de los objetos mediante prácticas o disciplinas; sino que ellos se desapegan de nosotros como resultado de la comprensión y la alegría sin causa. 

Los objetos siguen estando todos disponibles pero la diferencia es que ya no los utilizamos para obtener felicidad. Los usamos para celebrar la felicidad. En este camino no perdemos nada. 

Todavía podemos hacer aquello que previamente queríamos hacer, pero lo hacemos en libertad, porque entendemos todo lo que hacemos como una celebración de nuestra libertad, no como un medio de satisfacción. Cuando tenemos esta comprensión y actitud hacia la vida, el universo coopera con nosotros. Se convierte en nuestro cómplice. 

La forma más elevada de la felicidad (sub. español)




SUBTÍTULOS EN ESPAÑOL (Si no aparecen hacer clic en el icono "subtítulos")

Francis explica que la forma más elevada de la felicidad es la experiencia de la consciencia, la experiencia de ser conscientes sin sobreimponer a esta experiencia la existencia de una entidad limitada que se apropie de ella.