El libre albedrío, las emociones, la libertad y más. (sub. español)





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El libre albedrío, las emociones, la libertad y más. Preguntas y respuestas con Francis Lucille.

Preguntas y respuestas surgidas entre el público asistente y Francis Lucille durante una ponencia de la Conferencia de Ciencia y No-dualidad de 2014 celebrada en San José, California.

1’20 mn: En torno al libre albedrío.

11’30 mn: Las emociones negativas.

18’20 mn: El pensamiento positivo.

25 mn: ¿Continúa el pensamiento después de la muerte del cuerpo?

31’20 mn: ¿Si no hay libre albedrío de qué sirve vivir?

33 mn: Cuando juegas al tenis, ¿quién gana y quién pierde?

33’40 mn: ¿Crees en la paz duradera de la que hablas?

35 mn: El permanecer en la consciencia se hará cargo de nuestras dificultades psicológicas.

42’15 mn: ¿Qué es la inocencia?

44 mn: ¿Qué se puede hacer para facilitar una transformación colectiva por medio del despertar?

Vídeo original "On free will, emotions, freedom and more, Q&A with Francis Lucille, from Scienceandnonduality": (https://www.youtube.com/watch?v=68yRlexJTJs)

Verlo todo como Dios



Interlocutor: Cuando dices Dios, ¿quieres decir percatarse, darse cuenta, consciencia?

Francis Lucille: Sí. Todo lo que sientes es Dios. Todo lo que piensas es Dios. Todo lo que percibes es Dios.

I: ¿Quieres decir simplemente ser consciente de lo que es?

FL: Depende de lo que entiendas por ser consciente. Somos conscientes de los objetos, es decir, pensamientos, sentimientos y percepciones, pero no todos nosotros somos conscientes de ser conscientes. Tenemos que ser conscientes de ser conscientes, de ser consciencia. Normalmente, cuando somos conscientes de objetos, estamos completamente identificados con el objeto. En la India, llaman a esto Savikalpa samadhi, absorción en el objeto.

En ese momento, parece que la totalidad de nuestra experiencia se compone del objeto que está presente, ya sea un pensamiento, sentimiento o percepción. En algún momento, entendemos que para poder tener esta experiencia, algo debe estar presente para experimentarlo, para registrarlo, algo que es consciente, se percata, conoce. Formulamos esto diciendo que nuestra experiencia incluye tanto aquello que es consciente como el objeto del que se es consciente.

Inicialmente, la parte objetiva de la experiencia parece, de lejos, la parte mayor de esta experiencia, y aquella que es consciente o se percata de esa, sea lo que sea, parece pequeña, casi insignificante; pero aun así sabemos que está ahí. Sin embargo, a medida que nos interesamos más en la naturaleza de esta presencia consciente, más significativa y tangible se hace y en comparación, más disminuye en importancia y solidez el objeto.

En algún momento, nos damos cuenta que, de hecho, es esta presencia consciente aquello que es el elemento más estable y duradero de nuestra experiencia y el objeto en sí mismo es, en comparación, pasajero e insustancial. Este proceso culmina temporalmente cuando somos completamente absorbidos en esta presencia. La consciencia es consciente de sí misma sin un objeto. Esto es llamado Nirvikalpa samadhi; samadhi sin objeto, absorción en el yo (Self) sin objetos.

Cuando los objetos reaparecen, podemos elegir entre identificarnos con ellos otra vez o permanecer conscientes de la consciencia en la presencia de objetos. En este caso, los propios objetos son experimentados como nada más que consciencia o Dios mismo, y esto es llamado Sahaja samadhi, el estado natural.


Estas son las tres modalidades de ser consciente. La primera es ignorancia, la segunda es conocimiento del yo (Self) en ausencia de objetos, y la tercera es conocimiento del yo (Self) en presencia o ausencia de objetos. 

La consciencia no dice no a nada




Interlocutor: A veces me ocurre como que me vienen pensamientos del pasado u otros que los dejo emerger sin resistencia. Me gustaría que hablaras un poco de esto, de si hay alguna diferencia entre esto, dejarlos ser…

Francis Lucille: La supresión puede decirse que es intentar que surjan los pensamientos o, bien una vez que han surgido, intentar eliminarlos.

En el acoger, en el darles la bienvenida, permitimos que el pensamiento surja. No intentamos hacer nada para prevenir que surja, y tampoco intentamos tomar medida alguna para evitar que su vida acabe antes de que le llegue su hora. Simplemente mantenemos el interés y cuando surge uno, dejamos que surja, y nos decimos: “ah, qué interesante”. No tenemos que creernos el pensamiento pero estamos interesados en mirarlo, en observarlo. Y, a medida que el pensamiento se despliega, nos interesamos en este despliegue, en ver cómo el pensamiento se expande por completo, exploramos todos los rincones y peculiaridades que tiene, e igualmente mantenemos el interés durante su muerte, su disolución. 

O sea que, de alguna manera, seguimos el pensamiento pero no lo creemos. No creemos en lo que dice, en lo que parece que está diciendo. 

Igual que cuando estamos viendo una obra de teatro estamos muy interesados desde el principio hasta el final, pero esto no implica que creamos profundamente que la gente que muere en una escena se muere realmente. 

Lo que permite este dar la bienvenida, este acoger, es el interés. El interés es simplemente otra palabra para decir amor. No se trata de matar, se trata de permitir, dejar ser. 

La razón por la que usamos esta forma de meditación, si queremos llamarla así, es porque eso es lo que nuestra consciencia es. Nuestra verdadera naturaleza es este acoger, este dar la bienvenida. 

La consciencia no dice no a nada, siempre está permitiendo. Permite que las percepciones afloren y se sigan una a la otra. No juzga, no intenta prolongar las cosas, ni suprimirlas. Así que meditando de esta forma, dando la bienvenida, acogiendo, no situamos de una forma experimental como la consciencia. Nos situamos como la consciencia y nada más. No como un hombre o una mujer, un cuerpo, un hijo, un padre, un jefe, un empleado… 

(Pasaje del Encuentro de 2008. Disponible en “Descargas”).