La verdadera cuestión es la vida, no la muerte




Interlocutor: ¿Cómo podemos liberarnos del miedo a la muerte? 

Francis Lucille: Tenemos miedo a la muerte y focalizamos nuestra mente en eso. Estamos hipnotizados por nuestro miedo. Sin embargo, la verdadera cuestión es la vida, no la muerte. Antes de entender quién muere, necesitamos entender quién vive. Es demasiado pronto para entender la muerte, pero podemos entender la vida. La vida está presente justo ahora. Así que ¿quién está vivo? Cuando descubrimos lo que es la vida, también puede que descubramos que no hay muerte. Después de todo, ¿quién está ahí para morir? 

Este camino es un camino de alegría, no de miedo. Vemos el mundo de acuerdo con nuestras propias proyecciones. Si creemos que somos individuos separados, estaremos sujetos al deseo y al miedo, y sufriremos. Un mundo sufriente aparecerá entonces en concordancia con esta creencia y lo perpetuaremos, sin darnos cuenta de que de hecho lo estamos creando. Si vemos un mundo de injusticia, nos hacemos injusticia y lo perpetuamos. 

Puede que las implicaciones de esto nos desilusionen, pero es la única salida al sufrimiento tanto para nosotros como para los otros. A menos que estemos libres de sufrimiento, ¿cómo podremos ayudar a otro? 

Por ejemplo, considera el caso de que tú crees que la muerte existe y que es el mayor de los males. Tienes un amigo muriéndose de cáncer en el hospital. Le visitas y le preguntas como está y le dices que no se preocupe. Él sabe que se está muriendo y que todo el mundo le miente. Tú eres su mejor amigo, vienes y también le mientes, quizás no diciéndole que todo irá bien, puede que seas más honesto, pero todavía estarás añadiendo tu propio miedo al suyo. 

Sería una situación diferente si tú estuvieras libre del miedo a la muerte. Simplemente irías y escucharías. Lo que vaya a ocurrir, ocurrirá. Lo que digas, que por supuesto es impredecible, de alguna manera producirá milagros. Haces lo mejor que puedes dadas las circunstancias. 

Si piensas que la muerte es el mayor mal posible, algo contra lo que tenemos que luchar, no entiendes que luchar es solo más sufrimiento. Veremos nuestra misión como una guerra. Una guerra contra la pobreza, una guerra contra la injusticia social, una guerra contra la muerte, una guerra contra la enfermedad, pero aun así todavía una guerra. La guerra es la perpetuación del sufrimiento. 

Es muy distinto si vemos que las cosas no son tan importantes. Esta vida es un sueño y jugamos nuestro papel en ella. Si estamos desapegados, hacemos nuestro papel lo mejor que podemos y, debido a nuestro desapego, alcanzamos el máximo de nuestras posibilidades. Somos como un violinista que no se preocupa de los críticos durante su actuación, y por lo tanto toca bien. Ocurre lo mismo aquí. No nos apegamos a los resultados porque no hay resultados. Es un juego y no hay resultados positivos o negativos. Esta actitud nos permitirá dar la más elevada forma de ayuda de la que somos capaces. 

Estamos hablando sobre la muerte del aparente individuo. Por supuesto, existe la muerte física, la muerte del cuerpo. Un mundo sin muerte no tendría belleza, no habría hojas amarillas en otoño. Sería aburrido. No habría cambio porque el cambio implica muerte. Un mundo sin muerte sería un mundo congelado. El hecho es que queremos hacer el mundo mejor de lo que lo hace Dios.


(Pasaje extraído del libro "El Perfume del Silencio"). Disponible en Amazon.

Todo es consciencia (sub. español)




SUBTÍTULOS EN ESPAÑOL (Si no aparecen hacer clic en el icono "subtítulos" situado abajo a la derecha)

Francis explica porqué utiliza el término "la realidad que percibe" para referirse a la consciencia, al verdadero yo, al yo real.

Vídeo original del Canal "Francis Lucille en Español": 2016 03 06 (Temecula, CA 6) TODO ES CONCIENCIA: (https://www.youtube.com/watch?v=aRhzd6matu0)

El Eterno Presente



Desde principios de este año contamos con “El Eterno Presente”, el único libro que faltaba por traducir al castellano de Francis Lucille. Sus traductores son Carmen y Vicente Goyanes que ya nos proporcionaron la recopilación de diálogos que constituyen “Flores del Silencio”.

Al igual que “Amor Verdad Belleza” y “El Perfume del Silencio”, "El Eterno Presente" está disponible en formato digital a través de la plataforma de distribución Amazon por lo que, en principio solo accesible a través de su libro electrónico Kindle o el mismo programa para ordenador, aunque en internet existen diversos medios para cambiar los formatos.

Para ver "El Eterno Presente" en Amazon, clic: aquí 

La edición original inglesa en papel de "El Eterno Presente" fue “Eternity Now” que se publicó en 2006 y seguidamente se tradujo al francés en 2007 bajo el nombre de “Le Sens des Choses. Entretiens sur la non-dualité”. 

Como todos los libros de Francis “El Eterno Presente” es una recopilación de preguntas y respuestas surgidas en las sesiones de diálogos de los encuentros con Francis. 

Todas estas preguntas y respuestas han sido ordenadas en doce capítulos según su temática precedida de una bella introducción por parte de Francis. Como curiosidad hemos observado que en esta edición española hay un capítulo menos, el capítulo VII de la edición inglesa y francesa, titulado “Un verdadero maestro no se considera un maestro”. Esperamos que sea incluido en posteriores revisiones.

Parte del Capítulo I “El Arte de No Esperar” ya ha sido publicado en la web de Francis en el apartado de preguntas, que hemos recogido en el documento “Preguntas y Respuestas” disponible en Descargas. Y en el final del último Capítulo “Despertar al Esplendor Inmortal” Francis narra los acontecimientos fenoménicos que enmarcaron su vislumbre definitivo de la verdad, hechos que también se han publicado en varias ocasiones.

En el resto de capítulos se van recogiendo los cuestiones universales que mueven a los que buscan la verdad sobre sí mismos: la naturaleza del yo, el amor, los pensamientos, la muerte, la comprensión, el camino directo o progresivo, la forma de relacionarse con los demás, la respuesta a los problemas cotidianos, la libertad, la felicidad, etc.

Sí que nos atrevemos a apuntar, puesto que seguimos a Francis desde hace años, que se nota que ha pasado bastante tiempo desde que se recogieron estos diálogos puesto que en la actualidad las respuestas de Francis son todavía mucho más “quirúrgicas”, si se nos permite la expresión, más directas. E incluso el uso del concepto “ego”, bastante frecuente en el libro, ahora Francis prácticamente no lo utiliza por su ambigüedad y los problemas de interpretación, siendo sustituido por “la ignorancia”  o la situación que llamamos ignorancia -la identificación transitoria y aparente de la consciencia con un objeto sea burdo o sutil-.

Por lo demás un libro apasionante y que cierra esa especie de trilogía que constituyen los libros editados de Francis (a excepción de la edición española de “Flores del Silencio” prácticamente descatalogado), es decir, un libro absolutamente recomendado. 

Para ilustrar el contenido general del libro reproducimos a continuación la introducción de Francis a “El Eterno Presente” que es en sí misma un resumen todo aquello que se puede apuntar por medio de las palabras en relación a la verdad de lo que somos.

Habitualmente nos identificamos con una mezcla de pensamientos, percepciones, y sentimientos. Esta identificación con un cuerpo-mente personal está profundamente enraizada en nosotros. Dado que las personas de nuestro entorno, como nuestros padres, maestros, amigos, etc., creían ellos mismos ser entidades personales, nosotros hemos encontrado muy natural seguir su ejemplo y no cuestionar esta creencia la cual, analizada detenidamente mostrará ser el origen de todos nuestros problemas.

La consciencia no tiene dimensiones




Interlocutor: He visto un vídeo donde decías que el cuerpo físico vivía en cuatro dimensiones, el cuerpo sutil vivía en una dimensión y el cuerpo causal cero dimensión. ¿Podrías desarrollar esto?

Francis Lucille: En el universo físico que nos rodea están las tres dimensiones del espacio: la profundidad, la altura y la anchura más la dimensión tiempo; y esto es a lo que me refería al decir cuatro dimensiones. 

En cambio, a nivel de los pensamientos, tan solo hay una dimensión que es la dimensión tiempo; en el sentido que podemos decir que un pensamiento precede a otro pensamiento, así que podemos situar los pensamientos los unos con respecto a los otros en la dimensión temporal, en el tiempo.

En cambio no tiene ningún sentido decir que un pensamiento está a la izquierda de otro, que está más allá o está más alto o más abajo de otro.

Cuando pasamos del dominio de lo que es percibido; que es el dominio físico por un lado y que también llamamos dominio grosero como opuesto a sutil de las cuatro dimensiones; o bien cuando pasamos del dominio sutil del pensamiento en el que solo hay una dimensión. Lo que estos dos dominios, el de lo grosero y lo sutil, tienen en común es que ambos forman parte de aquello que es percibido.

Cuando pasamos de aquello que es percibido a aquello que percibe, entonces, a nivel de la consciencia no existe ni siquiera la dimensión tiempo porque la consciencia que percibe el fluir del tiempo está fuera del tiempo.

Es por eso por lo que quizás he podido decir que a nivel causal, quiere decir, a nivel de lo que percibe, la consciencia, hay cero dimensiones fenoménicas; pero ello no quiere decir que no existan otras dimensiones: la dimensión amor, la dimensión inteligencia, la dimensión belleza.

(Extraído del Encuentro de Julio del 2014. Disponible en “Descargas”)