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¿Cómo saber si una decisión no proviene del apego?




Interlocutor: ¿Cómo saber si una decisión viene del apego o no? Porque pienso muchas veces que la responsabilidad está como encubierta por el apego. No sé cuando es una decisión sabia que proviene de la naturaleza última.

Francis Lucille: Es cierto. La pregunta es: ¿cómo saber si la decisión no proviene del apego? La respuesta es: si no hay  miedo ni deseo. Si el miedo y el deseo no interfieren con la decisión.

Si retomamos el ejemplo del cirujano, que es un buen y concienzudo cirujano, le será más fácil tomar la decisión si se encuentra ante un paciente al que no conoce que si la persona a quien tiene que operar es su mujer. 

La idea -para tomar una decisión impersonal- es situarse en una posición impersonal;  eso quiere decir que no le concierne el resultado, aquello que sigue a la decisión. Una situación en la que no estemos afectados personalmente por el resultado que la vida va a dar a esa decisión que se ha tomado. 

Por supuesto las consecuencias potenciales de las distintas decisiones tienen que ser sopesadas para poder tomar la buena decisión, pero esta decisión no tiene que estar guiada por al miedo o por el deseo.

Por ejemplo, el cirujano que ha operado a su mujer -porque no hay otro cirujano disponible y hay una situación de emergencia- tiene que ponerse en una situación en la que se diga: “voy a hacer abstracción de que es mi mujer, tengo delante un cuerpo en una situación y voy a hacer mi trabajo como siempre”. Así cuando haga la incisión hará un corte recto, bien derecho.

El cirujano tiene que hacer abstracción de su apego, tiene que hacer lo mejor que puede para ponerse en la posición de no apego. Niega, en cierto modo, que es el marido durante la operación y se convierte únicamente en un cirujano; olvida que es el marido.

Por supuesto en la práctica es difícil pero, hacerlo un poquito, es mejor que no hacerlo en absoluto. Nadie está obligado a hacer lo imposible. Así que todo lo que podemos pedirnos a nosotros mismos es hacerlo lo mejor posible; hacerlo lo mejor que podamos para tomar la decisión impersonal.

Si hacemos lo mejor que podemos para tomar la decisión impersonal, es muy diferente que tomar la decisión habitual de manera personal. 

La belleza de ello es que hacerlo lo mejor que podemos para tomar la decisión impersonal ya es tomar la decisión impersonal. 

En cierto modo, esa buena voluntad de la que ya hacemos prueba con respecto a la decisión impersonal -a pesar de que la decisión pueda tener algunas imperfecciones, aunque no hayamos podido ser perfectamente impersonales- por nuestra buena voluntad y habiendo hecho lo mejor que podíamos, el universo en su sabiduría, de una manera misteriosa y milagrosa, va a suplir nuestras insuficiencias y va a convertir en perfecto aquello que era imperfecto.

(Extraído del Encuentro de Enero del 2014. Disponible en “Descargas”)

La intensidad del deseo por el Ser



Interlocutor: Quisiera saber si una persona que no hubiera realizado el Ser y que tuviera demencia senil o un Alzhéimer seguiría teniendo alguna oportunidad para realizar el Ser?

Francis Lucille: Sí.

I: ¿No depende de una mente clara?

FL: Si hay objeciones muy agudas en relación a la universalidad de la consciencia, objeciones a nivel mental, se necesita una inteligencia muy aguda para deshacerlas. Pero si no hay inteligencia aguda no pueden existir objeciones agudas. 

Es por esta razón por la que las facultades mentales no son un elemento que permita predecir una realización espiritual. No está ligado a esto, está ligado únicamente a la intensidad del deseo por el Ser. Un espíritu muy simple con un deseo por el Ser muy intenso lo realizará más rápidamente que un espíritu muy inteligente, en el sentido ordinario de la palabra, pero con un deseo débil.

Esto es verdad a todos los niveles, a medida que las facultades mentales decrecen la fuerza de las objeciones también lo hace. 

Es un poco diferente para la enseñanza que hace que no todo el mundo esté preparado para enseñar aunque haya realizado el Ser.

Lo que es verdad a nivel de la realización espiritual no tiene porque ser necesariamente verdadero a nivel de la enseñanza. Un maestro que padeciera Alzhéimer no podría responder a las preguntas de los buscadores de la verdad, no podría ayudarles en este plano, no podría aclarar preguntas; pero podría seguir irradiando con su presencia. 

Si en un cierto momento no queda más que la intención que nos lleva hacia el Ser, la realización sobreviene.

En la tradición de la India hay lo que llaman “videhamukti” que es la liberación en el momento de la muerte; momento en que, por supuesto, las facultades mentales se debilitan como la llama de una vela que tintinea. Si la intención subsiste, el buscador de verdad puede realizar el Ser en ese momento.

I: Para llegar a esto, supongo que la intensidad interior debe ser muy fuerte.

FL: Sí, es un momento en el que las cosas se simplifican mucho y se tiene tendencia a ir a lo esencial.

(Pasaje del Encuentro de Diciembre de 2012. Disponible en “Descargas”).

Viendo el ver viendo




- Meditación guiada -


Francis Lucille: No te separes de tu experiencia.

Acógela en su totalidad: las sensaciones de tu cuerpo, el sonido de mi voz y los pájaros, tus pensamientos. Todo ello está a una distancia cero de ti. Todo está en ti.

Aunque creas que hay alguien separado de todo ello que se sitúa como el observador o el que percibe, este mismo pensamiento es algo más que aparece de lo que tampoco estás separado.

Reconoce como un hecho la inmediatez de todo lo que aparece. La separación viene después del hecho como una interpretación del mismo. La separación solo puede existir entre dos objetos percibidos, por ejemplo, una mesa y una silla. Pero, ¿cómo podemos hablar de separación entre algo que percibimos y algo que no percibimos? ¿Entre algo que es percibido y lo que percibe? Para ver, para establecer dicha separación, deberíamos poder percibir al que percibe, para verlo separado de lo percibido. Y eso es imposible.

Pregúntate a ti mismo: “en mi experiencia, ¿estoy separado de lo que percibo?” Tu experiencia es el único punto de referencia para decidir la respuesta a esta pregunta. No estamos hablando de filosofía sino de percepción, de cómo percibimos el cuerpo y el mundo, nuestra propia vida. Puede parecer teórico pero no lo es. Es totalmente práctico. 

Ser práctico exige que eliminemos todo lo que no tenga un propósito, un sentido, y que constituya un derroche de energía. Cualquier actividad, pensamiento o sentimiento basados en la ilusión de la separación son cargas innecesarias de este tipo. Y eso es especialmente verdad en el caso de la forma en la que percibimos el cuerpo y el mundo.

Podemos percibir el cuerpo y el mundo libres de ninguna interferencia psicológica, libres de la superposición de un “mí”, de miedo y deseo, de lo que nos gusta y lo que nos disgusta. Limítate a los hechos, los hechos del mundo, del cuerpo, de la mente, tal como surgen.

¿A qué te refieres con malestar psicológico?




Interlocutor: ¿A qué te refieres con malestar psicológico?

Francis Lucille: Estar siempre preocupados o molestos por algo que, aparentemente, se nos escapa. 

No importa si te preocupas por algo siempre que no dure mucho. Y está bien preocuparse por una buena razón. Quiere decir, en ese caso, que hay cosas o hechos que requieren una respuesta o acción adecuada. Pero una vez que hemos hecho lo que había que hacer, lo que era requerido, esta falta de confort mental, psicológico, desaparece. 

Esto es muy distinto del malestar psicológico causado por la ignorancia, por la sensación de ser separado. Porque este malestar, esta incomodidad psicológica parece ser el trasfondo constante del que intentamos deshacernos de él, todo el tiempo, a través del deseo o la búsqueda de placer a nivel sensorial, psíquico. Estamos buscando siempre experiencias para escaparnos de este malestar, de esta sensación de malestar. Una especie de daño inminente y que está ahí siempre generando malestar.

Interlocutor: ¿Qué es eso? ¿Es nuestra inseguridad?

Francis Lucille: Sí, sí, también. El sentido de separación, la identificación con el cuerpo-mente. La creencia de que soy un individuo separado, un prisionero de este cuerpo. Son sistemas de creencias muy infantiles. 

El amor es la ausencia de separación




Interlocutor: Francis, ¿podrías, por favor, hablarnos acerca del amor impersonal? Es una noción que me cuesta mucho comprender. Quizá sea un problema de definición porque me parece que cuando amo, siempre amo a alguien o a alguna cosa, quiere esto decir que siempre hay un lado personal que me parece ineludible.

Francis Lucille: Si hay alguien que ama a alguien o a algo, hay separación entre el uno y el/lo otro.

El amor es la ausencia de separación y el amor impersonal es la experiencia de la ausencia de separación, es la disolución de la separación, es la experiencia de nuestra realidad última, la cual es la sustancia de los objetos aparentemente separados.

Es un desconocimiento del amor verdadero concebirlo como algo entre dos seres separados y, justamente, el amor verdadero es el reconocimiento del Ser único. Ése es el amor impersonal que quiere decir que no hay dos personas, no hay dos objetos.

Es diferente al, supuestamente, llamado amor personal que parte de la ignorancia. Que parte de la creencia que somos una persona separada, un ser humano, un hombre, o una mujer, y que cree que nuestra felicidad última depende de otro objeto, de otra persona o de un acontecimiento.