Pregunta: Entiendo que la realidad de mi experiencia es la consciencia pero, ¿cómo puedo estar seguro de que mi realidad es también la realidad de todo lo demás?, ¿que es lo mismo con las montañas, el cielo, las nubes?
Francis Lucille: Tienes que entender profundamente, sentir, que no estás separado del resto, que eres parte de ello. Por ejemplo, tu cuerpo está sometido a las mismas leyes de la física, de la química, de la biología que el resto del universo. Y partiendo de esta comprensión de que no hay una separación real entre tu realidad y la realidad del universo, llegarás a comprender que estas dos realidades no son realidades separadas. Porque si fueran realidades distintas, dado que hay una conexión entre ellas, al menos eso quiere decir que debe ser parte de alguna otra realidad que incluye a ambas. Entonces esta realidad que las incluiría a las dos sería la verdadera realidad de ambas, sería la realidad última de cada una de ellas. Por lo tanto, la realidad última de mi experiencia y la realidad última del mundo son la misma realidad.
Pregunta: Eso es una pregunta que iba a hacer, ¿cómo puedo saber que mi realidad es mi realidad última?
Francis Lucille: Lo importante es la realidad última de tu experiencia. Y la realidad última quiere decir la verdadera realidad. Y cualquier cosa que no sea esto es una pseudorealidad, es decir, falsa.
La forma en como esto funciona es que tú escuchas estos argumentos, los oyes y, de alguna manera, actúan como un solvente que disuelve el viejo sistema de creencias, el sistema de creencias que nos hace pensar que somos una realidad separada, que hay varias realidades. Y, en algún momento, descubres que en la medida que estos sistemas de creencias se disuelven, gradualmente, se va estableciendo un sentimiento de paz que no puedes agarrar pero, lo que importa, es el resultado que produce. Encuentras tu comodidad última, o tu comodidad última te encuentra a ti.
La causa del miedo, del sufrimiento psicológico, es la creencia en la separación. En la ignorancia esta separación parece real y, a medida que vamos creciendo en sabiduría, esta idea empieza a parecernos infantil, absurda e irrisoria.
(Pasaje del Encuentro de 2008. Disponible en "Descargas")
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