Pregunta: ¿Sobre aquello que percibe no podemos decir nada?
Francis Lucille: Es un poco especial en cuanto que la respuesta a eso de que no podemos definirlo sería “sí” y “no”. En cierto sentido sí podemos decir algo puesto que estamos hablando acerca de ello y puesto que somos consientes de ser conscientes. Si no fuésemos conscientes de ser conscientes, en ese caso, ni siquiera las palabras “consciencia” o “consciente” estarían en el vocabulario.
Hay diferencia entre ser consciente de un objeto y ser consciente de ser consciente, por ejemplo, imaginemos que esté teniendo un sueño despierto y sueño con un elefante blanco y, de repente, soy consciente de que estaba soñando despierto con un elefante blanco. Esto corresponde a lo que serían dos experiencias distintas que se suceden; la primera, ser consciente de un elefante blanco, y la segunda tomar conciencia de ser consciente de un elefante blanco.
Ser consciente de un elefante blanco es una experiencia mental pero ser consciente de ser consciente es una experiencia distinta. Esa experiencia puede formularse después por el pensamiento “tomé consciencia de ser consciente”, y esta formulación, este pensamiento posterior, sería a su vez mental; pero, entre los dos pensamientos, ha ocurrido algo que era instantáneo y que no era de orden mental, y entre ese intersticio, ese espacio entre los pensamientos se produce el acceso a la consciencia.
Pregunta: Ese movimiento intuitivo se produce a cada instante.
Francis Lucille: Se produce en cada intervalo. Podemos decir que es instantáneo porque solo la mente transcurre en el tiempo; en los intersticios, en los intervalos de la mente tenemos acceso en cierto sentido al trasfondo de la mente que es atemporal.
Y lo más extraño es que a pesar de que en el falso saber estemos convencidos de que el tiempo es el trasfondo del que no podemos escapar en nuestra experiencia humana, sin embargo nos damos cuenta de que esta experiencia aparentemente continua de la que no podemos escapar está permeada de agujeros, de intervalos a través de los cuales escapamos.
Pero en tanto sigamos atribuyendo la realidad a la experiencia temporal y se la retiremos a la experiencia atemporal que se encuentra fuera del tiempo de los intervalos, entonces nuestra experiencia parecerá continua y pareceremos prisioneros del tiempo. De hecho la verdadera continuidad reside en el trasfondo atemporal que es el fundamento de la experiencia mental.
Pregunta: Entonces, ¿es ella la que libremente emerge cuando así lo desea?
Francis Lucille: Sí.
Pregunta: Y nos toca a nosotros abrirnos a esta posibilidad.
Francis Lucille: Y es por ello por lo que estamos aquí. Y cuando decimos: “nos toca a nosotros abrirnos a esta posibilidad”, también podríamos decir: “nos toca a nosotros abrirnos a nosotros mismos”.
(Pasaje del Encuentro de Julio de 2012. Disponible en "Descargas")
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