Culpabilidad y responsabilidad




Interlocutor: Hay dos cosas que no sé muy bien cómo preguntar. La primera es si la responsabilidad es personal y la segunda es... ¿cuál es el principal beneficio para el ego de mantenerse en el sufrimiento?

Francis Lucille: Estas dos preguntas se refieren a una pregunta más profunda, más central. Y la pregunta central es: “¿la consciencia es personal o universal? ¿es limitada y dependiente del cuerpo y atribuida a cada persona humana o es universal y compartida por todos?” Esta es la pregunta central, las otras son preguntas de vacilación; preguntas que dicen que sería molesto que la consciencia no fuera personal, porque entonces perderíamos la noción de responsabilidad y sería un caos.

Es decir, nos planteamos preguntas sobre las consecuencias que implica un tal descubrimiento, pero no es racional proceder de esta manera.

Imagínate un físico que hace un experimento; por ejemplo: si un defecto de masa puede provocar una explosión de energía. Se plantea la pregunta y se dice que si hacemos  esto obtendremos una bomba atómica. Y podría no ser verdadero que un defecto de masa genere esto, que la masa sea equivalente a la energía no tiene nada que ver. Porque la bomba atómica no es algo bueno, esto no implica que haya una equivalencia entre masa y energía. Las consecuencias desagradables de un experimento no pueden negar el hecho experimentado, si no estamos haciendo como el avestruz que mete la cabeza en la arena.

Veamos primero si la consciencia es o no personal y luego ya veremos las consecuencias. La verdadera pregunta es ésta. Si yo creo que es personal, es decir, si pienso que hay culpa personal, no responsabilidad; en ese momento esto puede evitarme el cuestionarme muchas cosas si estoy atado a mis pensamientos, a mi sistema de pensamiento.

Veamos ahora la culpabilidad; y hay que distinguir entre culpabilidad y responsabilidad.

La culpabilidad generalmente se refiere a acciones pasadas o a acciones futuras: “me siento culpable porque hice esto o me siento culpable porque tengo ganas de hacer esto”.

La culpabilidad está unida a la noción de ser el autor personal de las acciones y por tanto a la creencia de que yo soy responsable de mis pensamientos y decisiones. Pero a partir del momento en el que veo que los pensamientos me llegan como el tiempo que hace, ya no soy responsable de mis actos pasados, como tampoco soy responsable de un tsunami.

Esta comprensión elimina la culpabilidad y eso es bueno porque me hace más feliz. La culpabilidad se elimina, no solamente en mí, sino también en los otros. Si yo no me siento culpable, tampoco veo a los demás como culpables de sus acciones pasadas, así que la desaparición de la culpabilidad, a nivel social, es un fenómeno positivo.


La responsabilidad no es como la culpabilidad, no se refiere ni al pasado ni al futuro. La responsabilidad es algo que se ejerce; es decir, es algo que se ejerce y que es actual, se refiere a lo presente, se ejerce en el presente.

En ausencia de una consciencia personal, si la consciencia es impersonal y compartida, el comportamiento que surge de esta comprensión será eminentemente responsable en una situación real y presente. ¿Por qué? Porque no hay diferencia entre el otro y yo desde este punto de vista.

La acción que proviene de la comprensión de que la consciencia es universal, es una acción de compasión, amor e inteligencia. Es una acción responsable e inteligente; no es tonta, no es egoísta pues tiene en cuenta la totalidad de la situación.

Los temores que una consciencia universal e impersonal implicaría una ausencia de responsabilidad eran infundados.


(Pasaje extraído del Encuentro de Diciembre de 2012. Disponible en "Descargas").