Interlocutor ¿Se puede escoger vivir en la consciencia?
Francis Lucille: De hecho no tenemos la elección de vivir en tanto que consciencia puesto que si vivimos lo es en tanto que consciencia. Consciencia es aquello que vive en nosotros, así que no tenemos la elección de no ser consciencia; en este sentido estamos obligados a ser consciencia, no podemos ser otra cosa más que consciencia.
Pero, por el contrario, la elección que sí tenemos es creer que somos otra cosa distinta de la consciencia; ésta es la elección que tenemos. De la misma manera que tenemos la elección de creer que somos otra cosa distinta de la consciencia, tenemos también la elección de no creer esto.
Creer que somos otra cosa distinta de la consciencia es como creer en Papá Noel, porque incluso un niño pequeño tiene la elección de no creer en Papá Noel. No es cierto que no tenga elección puesto que jamás lo ha visto, el niño cree a sus padres que le han dicho: “Sí, sí, yo lo he visto, ha bajado por la chimenea y te trajo los juguetes, estuvo aquí esta mañana pero no quisimos despertarte…” Y después de unos cuantos años con esta historia de “no te quisimos despertar” uno empieza a preguntarse. Incluso para un niño no hay presión, ni pruebas, ni evidencias para creer en Papá Noel
Interiormente somos libres para creer o no creer. Por supuesto podemos estar equivocados, por ejemplo, los padres pueden llevarnos al Corte Inglés y ahí hay un señor con barriga, barba blanca, vestido de rojo, nos sientan en sus rodillas y nos sacan una foto. Esto también después de un cierto tiempo… llega un año en que el señor huele mal, huele a vino o a tabaco y le preguntamos a mamá: “¿Fuma Papa Noel?”… “No”… Y ése es el principio del fin.
Nada nos fuerza a creer que la consciencia es personal, limitada y separada. Es en este sentido que somos libres, de la misma manera que nada nos fuerza a creer que Papá Noel existe. Hay una razón muy simple por la que nada nos fuerza a creer que Papá Noel existe y es por el hecho de que no existe, y como no existe no puede haber una buena razón para forzarnos a creer que existe. Así todas las razones que nos fuerzan a creer solo pueden ser malas razones.
En el caso de la consciencia personal ocurre lo mismo. No hay ninguna buena razón que nos forzaría a creer en su existencia, todas las razones no son más que malas razones. Pero una mala razón creemos que es una buena razón hasta el momento en que la exploramos.
Así que el proceder espiritual es justamente el mirar todas las razones que tenemos y examinarlas de muy cerca, y a medida que hacemos eso descubrimos que todas las razones que teníamos, una detrás de otra, eran malas razones.
(Pasaje extraído del Encuentro de Agosto de 2013. Disponible en “Descargas”).