Francis Lucille: Sí, pero no simultáneamente.
I: Sí, pero unas veces investigas y otras veces sufres. Y la fuente es la misma.
FL: La diferencia es que la fuente del sufrimiento es una creencia y esta creencia es el resultado de una decisión tomada por la fuente. Así que el sufrimiento no es realmente la decisión tomada por la fuente pero es el resultado de la decisión tomada por la fuente. Y, de la misma forma, la investigación es una decisión directamente tomada por la fuente.
I: Sí, pero el sufrimiento físico sí que viene de la fuente. Entonces la misma fuente que decide sufrir físicamente invita a investigar.
FL: En este caso sí.
Ahora bien, el sufrimiento psicológico, de hecho, se debe al recuerdo de la fuente, a nuestro recuerdo de la fuente. Si no recordáramos la fuente, en absoluto, no sufriríamos psicológicamente. Así que, de hecho, el sufrimiento psicológico es un deseo por la verdad.
La diferencia es que si la ignorancia es fuerte, el apego a la creencia de ser una entidad separada es más fuerte que la energía que tiene el sufrimiento para llevarnos de vuelta a la fuente. Así que resistimos, soportamos el sufrimiento psicológico porque disfrutamos tanto con ser una entidad separada… Llega un momento en que el sufrimiento se hace tan fuerte comparado con la felicidad del apego a los objetos que de alguna manera revertimos este proceso, invertimos nuestra dirección.
O sea que en ese momento nos da igual seguir siendo una entidad separada si a cambio de dejar de serlo dejamos de sufrir; soltamos, nos deshacemos de nuestra arrogancia. Todo lo que queremos es estar en paz y no sufrir.
Y después descubrimos que nuestra experiencia de sufrimiento se debía a nuestra resistencia a la atracción de la fuente. Consistía en esta lucha, en esta tensión, y en el momento en que soltamos, nos entregamos, nos abandonamos, en ese momento, eso que antes llamábamos sufrimiento se transforma en otra cosa; se convierte simplemente en el deseo que nos lleva de vuelta a la fuente.
Es como en este cuento para niños en el que para encontrar el camino de vuelta en el bosque van dejando piedrecitas. Y lo mismo ocurre aquí, cuando dejábamos la casa íbamos poniendo el sufrimiento y, de la misma manera, los libros espirituales, la visitas a maestros, etc., son las piedrecitas que nos permiten volver a casa.
Así que desde el punto de vista de la sabiduría el sufrimiento psicológico no es malo. De hecho es algo bueno.
(Pasaje extraído del Encuentro de 2007. Disponible en "Descargas")